En el barrio de Dani habían abierto una nueva frutería. Cuando la vio se lo contó a su madre....
- Mamá ¿has visto la nueva frutería?
- Si. El dueño es un mago. Le conozco desde niños que éramos niños.
A la mañana siguiente Dani asomó la cabeza en la puerta de la frutería camino del cole, tenía curiosidad por conocer al mago, ¡estaba intrigadísimo! ¡Seguro que la fruta concedía deseos o algo así!
Sintió que unas manzanas rojas llamaban su atención, a Dani le pareció como si le dijeran ¡cómeme! No pudo resistirse y compró una con el dinero que llevaba para el bollo que se compraba cada mañana. Se la metió en la cartera y siguió su camino al colegio. Durante las clases se olvidó de su manzana, pero cuando sonó la sirena del recreo metió la mano en la cartera, y cogerla sintió un cosquilleo en el estómago porque era la primera vez que estaba en contacto con algo mágico. Salió al recreo y se sentó en un banco del patio para ver a sus amigos jugar al fútbol... a Dani le encantaría jugar, pero nadie quería quedárselo en su equipo porque está un poco gordito. De pronto miró la manzana y le pidió un deseo: “quisiera que mis amigos me admiraran jugando al fútbol”, pensó con todas sus fuerzas, y tras un suspiro se la comió saboreando cada bocado.
De vuelta a casa volvió a ver la frutería y se sintió muy bien, la manzana estaba haciendo efecto porque notaba algo especial, tenía la sensación de que su vida iba a cambiar, seguramente su deseo estaba a punto de cumplirse. Por la tarde Dani merendó otra manzana y esa noche durmió como un angelito. Soñó que metía un golazo y que todos le vitoreaban mientras él sentía una gran satisfacción.
Cada mañana Dani se llevaba una manzana al cole y dejó de comerse su acostumbrado bollo de chocolate. Estaba muy contento porque se sentía más ligero, mas activo “¡seguro que es la magia de la fruta!” pensó con una gran sonrisa. Estaba tan ilusionado con la magia de la fruta que se pasaba la mañana deseando salir al recreo para comérsela. Ya llevaba muchos días comiendo fruta y sentía el efecto en su cuerpo. Un día en el recreo se sentó como siempre en el banco para ver jugar a sus compañeros mientras mordía la manzana. Los niños de su clase iban perdiendo, les habían metido dos goles y encima se les había lesionado uno de los jugadores. Dani se levantó del banco y se unió a su equipo. Empezó a correr tras la pelota y se sintió ligero como una pluma… alcanzó a un niño que llevaba el balón, le hizo un regate y salió corriendo con la pelota hacia la portería del equipo contrario, chutó y ¡gooooooool! Todo el equipo se acercó a felicitarle y Dani sintió un gran orgullo. Metió dos goles más y ganaron el partido. Todos le daban palmadas en la espalda y le pidieron que se quedara en el equipo. Dani no podía creerlo ¡su deseo se estaba cumpliendo!
Dani comía mucha fruta, porque gracias a la magia que tenía su vida estaba cambiando mucho. Sus amigos se le rifaban para jugar al fútbol, todos querían tenerle en su equipo ¡era genial!
Un día Dani vio un cartel en la puerta de la frutería que ponía “CERRADO POR NO PODER ATENDER”.
- Mamá es terrible, han cerrado la frutería ¿que va a ser de mí? - dijo Dani muy preocupado.
-¿Pero por qué es terrible? hay más fruterías - contestó su madre sin entender la preocupación de su hijo.
- Sí, pero ninguna es de un mago, su fruta no tiene poderes. Todo volverá a ser como antes- mascullaba Dani muy preocupado.
- ¿Fruta mágica?, ¿de dónde has sacado esa idea?- le preguntó su madre muy intrigada.
- Me dijiste que el dueño es un mago...
- Pero Dani eso no quiere decir que la fruta sea mágica. El dueño es un mago de los que actúan en los circos ¡solo hace trucos de magia!
- Las manzanas me han concedido deseos mamá, ¡tienen magia! Desde que abrieron la frutería soy distinto, me siento mucho mejor y todos quieren jugar conmigo.
- Ahora entiendo por qué comías tanta fruta. No Dani la magia no estaba en la fruta, la magia estaba en que cambiaste tu forma de alimentarte, y eso ha cambiado tu cuerpo y te ha hecho sentir mejor, más ágil y más contento contigo mismo. La magia siempre ha estado en ti....estabas tan convencido de que se cumplirían tus deseos ¡que se cumplieron porque hiciste todo lo necesario para que ocurriera!
Dani comprendió lo que su madre le había explicado, y es que si tu te quieres mucho y te cuidas, haces que los demás también te quieran y te cuiden. Y sobre todo aprendió que para que las cosas cambien hay que dejar de hacer siempre lo mismo... ¡Ah!, y que hay que comer mucha fruta y menos bollos.
Y naranja, anaranjado este cuento ha terminado… ¿Os ha gustado?
Autora: María Jesús Blanco (Cuchu) Septiembre 2009*
8 comentarios:
Qué hermoso texto!. Un absoluto placer poder leer algo tan bueno, me encanta.
Todo un alegato a la comida sana y la autoestima. Bonito cuento. Más manzanas y menos bollicaos, ¡leñe!.
Un abrazo.
¡Muchas graciasa por leer mis cuentos!....y por vuestros comentarios, que me dan mucha alegría...
Mucha energía positiva...
soy el autor de www.cincopatas.com y me gusta el espíritu que se desprende de este cuento.
Me alegra que te guste Angel. Me pasaré por tu blog.
Un abrazo
Me ha hecho mucha ilusión ver que recomiendas mi página. Gracias, eres muy amable.
Me ha parecido que está muy bien....en los colegios los peques utilizan páginas parecidas como parte de su desarroyo....me ha gustado mucho y se la enseñaré a mi nieta.
Un abrazo
Gracias, Cuchu. Me has salvado de dar una clase insípida. Ahora les contaré tu cuento. Abrazos. :)
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